A lo largo de mi experiencia como terapeuta me he especializado en el trabajo con los sueños desde el enfoque gestáltico, tanto en abordajes en grupo como a nivel individual. Quiero mencionar desde el inicio que me formé como gestaltista antes de conocer las constelaciones familiares a través de Bert Hellinger.
Desde el enfoque gestáltico los sueños no se interpretan sino que se dramatizan. Habitualmente se le pide al cliente que se identifique con los distintos objetos o personajes que aparecen en el sueño.
Existe una forma de trabajo grupal en la que se representa el sueño como si fuera una obra de teatro con los personajes que aparecen en él y sus diálogos. Este tipo de práctica es el que uso más corrientemente cuando trabajo con los sueños y dispongo de un grupo. A raíz de obrar de esta manera se fue dando que la escenificación derivaba en una constelación, o que era muy fácil transformar dicho trabajo en una constelación; parecía como si fuera la forma más adecuada de resolver el sueño. En la dramatización gestáltica a manera de poner a los personajes del sueño es muy parecida a como se colocan los representantes en una constelación, con la única diferencia que en la representación del sueño hay diálogos algunas veces. Me di cuenta que ambos enfoques tenían mucho en común; una constelación es una imagen y un sueño no deja de ser una imagen interna que producimos nosotros mismos. Con la ventaja de que en la imagen de los sueños queda evidenciada de entrada la posición de los personajes en el espacio, y no solo eso, sino también que se muestran los personajes que están en conflicto o cual es la situación esencialmente conflictiva.
Me gustaría hablar sobre lo que se sabe de los sueños y el funcionamiento cerebral en la actualidad. Sabemos que cuando estamos dormidos y empezamos a soñar nuestro cerebro funciona igual que cuando estamos despiertos. Con la diferencia de que en el primer periodo de sueño, nuestra musculatura se desconecta de nuestro cerebro, para que no nos movamos mientras dormimos.
Nuestro cerebro, podríamos decir, está dividido en tres unidades funcionales dentro del mismo. Obvio la unidad más primitiva, el llamado cerebro reptiliano, por tener escasa o nula relación con lo que estoy tratando. La segunda unidad es donde se procesan la emoción y la razón, el llamado cerebro mamífero o límbico. Ahí es donde llegan los estímulos exteriores, estos son comparados con imágenes de recuerdos que tenemos almacenados, y con esquemas de realidad que también están archivados. Esta es la forma en que percibimos la realidad. Tenemos una tercera unidad funcional, el neocortex, que se encarga de poder evaluar las situaciones y ver si lo que estamos haciendo es lo que queremos hacer. Esta unidad es la que nos permite el pensamiento abstracto y la libertad o capacidad de elegir, y es la que no compartimos con el resto de los seres vivos siendo una cualidad propiamente humana, por lo que sabemos. Volvemos a la segunda unidad, allí es donde están los recuerdos, es donde percibimos la realidad que nos envuelve, y para que eso ocurra, como hemos dicho antes, es necesario que lo que estemos viendo lo podamos reconocer por tenerlo almacenado previamente dentro de nosotros, de lo contrario no se produciría tal reconocimiento. Con la circunstancia de que el recuerdo interno prevalece a de lo que estamos viendo en el exterior, es decir, percibimos la realidad acomodándola al recuerdo interno, no la codificamos directamente de la percepción sensorial externa. Con lo percibido nuestro cerebro nos devuelve una respuesta automática. Digo “automática” porque todo eso ocurre a una velocidad tan rápida que nuestra conciencia no lo percibe.
Medio segundo antes de que seamos conscientes de lo que ocurre en una situación, ya tenemos una respuesta preparada. Esta no la podemos cambiar, lo único que podemos hacer es detenerla y no usarla. Como dice Cora Besser-Siegmund, medio en serio medio en broma, es gracias a este medio segundo del que vivimos los terapeutas, porque si fuésemos capaces de cambiar sólo con proponérnoslo nadie requeriría nuestros servicios profesionales.
¿Pero qué ocurre cuando dormimos? Durante el día nuestro cerebro nos construye la realidad y por la noche –al soñar- se activan de nuevo aquellas áreas que han sido activadas durante el día, y nos devuelven “películas” llenas de posibilidades. Con lo ocurrido durante el día y los recuerdos y esquemas que tengo el cerebro me crea sueños. Podríamos decir que los sueños dicen más de nosotros mismos, que nosotros mismos en nuestro discurso de vigilia, dado que cuando soñamos se manifiestan libremente nuestros esquemas internos a través de los cuales percibimos e interpretamos el mundo. Según esto, cuando soñamos estamos usando todos nuestros recuerdos que tenemos guardado. Si le añadimos el hecho de que -como dice Hellinger- heredamos emociones y conflictos familiares, estos también aparecerán en los sueños, generando a menudo “películas” que escapan a nuestra capacidad de interpretación. ¿De qué manera sucede eso? Mediante sueños repetitivos de situaciones familiares, principalmente.
A lo antedicho, se le une la posibilidad de “heredar” sueños de enteros de personas a las que representamos en nuestra constelación familiar, dado que compartimos sus emociones y sus esquemas de realidad, principal material a través del cual se construyen nuestros sueños. En mi experiencia los sueños repetitivos en los que aparecen miembros de la familia son sistémicos.
Voy a hablar un poco de mi experiencia personal acerca de los sueños que me han acompañado a lo largo de mi proceso terapéutico. Esto sueños han supuesto una manera de conocerme y de poder profundizar en aspectos de mi misma que durante la vigilia no era consciente y que sólo se mostraban abiertamente en los sueños. He tenido distintos sueños que han marcado mi autoconocimiento, me permito destacar uno en el que sucedía que tenía una hija, y ante la idea de dejársela a mi madre, me invadía una emoción de vergüenza; en mi sueño se hablaba de que mi hija era ilegitima. Desde el punto de vista gestáltico del trabajo con los sueños, todo lo que aparece en ellos es personal o una proyección de uno mismo. Cuando tuve ese sueño pensé de entrada que no tenía que ver conmigo. No fue hasta recordar que tuve una bisabuela que había sufrido por tener una hija que no consideraba legal por no estar casada, cuando el sueño adquirió sentido para mí. Me quede muy sorprendida al ver que mis sueños traían cosas que no me habían pasado a mí directamente y que tampoco obedecían a recuerdos de conversaciones habidas que me pudieran haber marcado, ya que yo no conocí a mi bisabuela. No sólo la información se manifestaba en mi sueño sino que en él yo revivía sus sentimientos. Trabajé el sueño identificándome con todas sus partes, pudiendo así asumir mis partes más negadas, como la necesidad de formalizar mi relación de ese momento. El trabajo se quedó ahí y no fue hasta que conocí a Bert Hellinger, diez años después, que pude hacer una constelación para poder trabajar el tema y ver cuál era la implicación que tenía.
Otras de mis experiencias han sido de forma opuesta. En el trabajo con las constelaciones, me di cuenta de que yo había sido identificada con una hija de mi abuela que había sido sacrificada en el parto, para salvarle a ella. Después de esa constelación y de hacer proceso sobre el tema, mis sueños empezaron a cambiar, los bebés que aparecían ahora en mis sueños ya no estaban enfermos y vivían. Anteriormente, por repetición y asiduidad no me había percatado de que todos los bebés que aparecían en mis sueños estaban enfermos y morían.
Desde esa experiencia me propuse fijarme en otros posibles sueños que tuviera repetidamente, para ver si trabajándolo en una constelación el sueño cambiaba. Así fue que encontré un sueño repetitivo. En este sucedía que tenía una pareja y la perdía, en distintas circunstancias, y no conseguía reencontrarla. Después de constelar la situación soñé que perdía a mi pareja pero después la encontraba. Con el tiempo el sueño continuaba apareciendo, pero yo estaba más relajada y tranquila. Al cabo de unos años conocí por casualidad a una mujer que había compartido con mi padre niñez y adolescencia, y su amistad había evolucionado a un amor de juventud, hablando con ella descubrí que teníamos muchas cosas en común, y lo más sorprendente fue que me contó un sueño repetitivo que tenía con mi padre, ella estaba con él, él se iba y lo perdía. El mismo sueño que yo tenía con mis parejas. Yo estaba soñando su sueño, por estar identificada con ella. Como he dicho, no sólo podemos tener sentimientos de antepasados a los que no hemos conocido sino que también podemos tener los sueños de aquellas personas con las que estamos identificadas.
En mi experiencia como terapeuta me he encontrado distintas veces con clientes que sueñan repetidamente con personajes que no conocen. Una clienta, en un grupo de hace unos años, contó que soñaba con un asesino. Le pedí que investigase qué había pasado en su familia y descubrió que había tenido un abuelo que había luchado en la guerra civil y que al terminar ésta había seguido militando activamente en la clandestinidad armada. Después de trabajar en una constelación con el abuelo y sus víctimas, el hombre dejó de aparecer en los sueños como algo amenazante, y con el tiempo desapareció del todo de sus sueños.
Me gustaría terminar mencionando las dos cosas a mi parecer más relevantes que dice Hellinger al respecto de los sueños. Una; lo más importante es la primera frase. Esto sirve mucho para marcar el contexto y el lugar donde pasa el conflicto, nos da una idea para saber desde donde tenemos que trabajar. Dos; los sentimientos y emociones que aparecen en los sueños son sensaciones realmente vividas por alguien. Esto está en concordancia con lo que decíamos antes de que los sueños están hechos de los recuerdos y esquemas de realidad que tenemos, ya sean éstos propios o heredados.
FORMACIÓN EN TRABAJO CON SUEÑOS
Facilitadora: Mireia Darder
Inicio de la actividad: 6 de febrero de 2020
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Para informes e inscripciones:
Institut Gestalt
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3 Comments
Sofía Aguilar Maldonado
Me parece muy interesante poder ver mi sueño en una constelación y también me da gusto ver que mi teoría realmente existe lo gestáltico y lo sistémico ojalá pueda yo asistir a este curso quedarás en marzo me daría mucho gusto gracias Mireia por esta cápsula informativa. 2 besos
Cristina
Muy interesante toda tu explicacion Mireia, me has hecho pensar en algunos suelos repetitivos y uno en especial que tuve despues de un taller de 8 dias en Barcelona con Joan Garriga. Muchas gracias por compartir. Un abrazo.
María Escribano
Estimada Mireia, me ha encantado tu artículo, gracias.