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Memorias de Gavdos por Ramon Sallés Segura

Cada año, como cierre de la Escuela de Verano del Institut Gestalt de Barcelona, se realiza el Taller ‘Sueños, Cuerpo y Energía‘. Os comparto estas memorias de Ramon. ¡Y esperamos con ganas e ilusión esta nueva edición!

Pez espada
A primera hora de la mañana el grupo había ido a un bosquecillo cercano. Hasta la taberna llegaban ritmos de percusión y algún alarido gestáltico, a rachas, según soplaba el viento. Mientras, el sol se afianzaba y teñía la mañana de oro joven. Acabé mi café griego, y cuando me iba la dueña me hizo saber que había conseguido una pieza de pescado fresquísima para la comida, que nos la iba a preparar. Pensé que se trataba de un ejemplar para la mesa de los formadores y me pareció de perlas. Cuando le pregunte qué clase de pescado era me contestó que un pez espada. Mi imaginación me llevó a una criatura de notables dimensiones. Pero deben existir también peces espadas pequeños, pensé. Le pregunté que para cuantas personas llegaría y me contestó que para veinte. Me quedé atónito. Pensé que igual no apetecería a veinte de nosotros y temí que su amable iniciativa no tuviese suficiente aceptación. Mandé un whatsapp a Mireia pidiéndole que informara al grupo que en la taberna había un pez espada esperando para quienes quisieran.

Me contaron que el mensaje fue recibido con vítores. Y después de la comida, del pez solo quedaban las espinas. Respiré. Me hubiera sabido mal que hubiesen tenido que dar parte a los gatos. A los postres, en gratitud por la alegría con la que habíamos devorado el pez espada, la dueña nos obsequió con un pastel coronado por una gelatina de piña tropical. Tremendo.

Mar arbolada
El día que teníamos que abandonar Gavdos el mar enfureció. El otrora amable mar de Libia soltó a su superficie un revoltoso rebaño blanco. El espectáculo era bonito desde la taberna. Pronto nos enteramos de que el barco que nos debía de llevar a Creta, que llevaba ya varios días atracado por el estado de la mar, tampoco saldría ese día.

¿Quién no ha soñado en quedarse retenido en una isla paradisíaca? Pues ahí lo teníamos. En un primer momento muchos nos alegramos de no tener más remedio que prolongar nuestra estancia en la isla. Pero el regocijo duró poco. Quedarse significaba para casi todos un quebranto económico notable.

De ahí que por mayoría decidimos hacer lo posible para salir del paraíso. La racionalidad abortó de cuajo la fantasía robinsocrusoniana. El dueño de la taberna nos informó que la única posibilidad era contratar unas lanchas-taxi. Advertía que era un servicio francamente incómodo, “arriesgado” y caro, pero más caro nos saldría quedarnos. Con su ayuda contratamos el servicio.

Éramos treinta y una personas, y en cada lancha no cabíamos más de ocho, por lo cual convenía que dos lanchas hiciesen dos viajes para cruzarnos a todos a Creta. La distancia a cubrir era de unas veintiocho millas náuticas y el viaje se estimaba en más de una hora a toda leche.

A la hora concertada había las dos lanchas en el pequeño puerto de Karave para embarcar a la mitad del grupo. Nos acomodamos como pudimos en ellas y cruzamos los dedos.

Lo que sucedió durante la siguiente hora y media prefiero no contarlo. Sirva decir que si vuelve a darse la misma situación otro año yo preferiré, sin duda, quedarme en el paraíso.

Irma. Pastora del Pirineo.
A la familia propietaria de la taberna Los 4 Hermanos le regalaron un cachorro de perro el verano del 2018. Le pusieron de nombre Irma y era una hembrita de raza mastín del Pirineo. Era de un blanco níveo y parecía una bolita con patas. Se convirtió en la mascota del grupo, era cariñosa con todos y todos se disputaban hacerle arrumacos y jugar con ella.

No hubo explicación acerca de cómo un ejemplar de una raza de montaña de nuestro país había aparecido en aquella remota isla griega, en el punto más austral de Europa. Simplemente alguien les había regalado la perrita y punto.

Me gustó interpretarlo como un símbolo de unión y amistad entre el grupo de catalanes que cada verano nos desplazamos ahí y la entrañable familia griega que tan bien nos acoge. Irma iba a ser como una constante de presencia nuestra cuando nos fuésemos. Bueno, así me gustó imaginarlo.

Tengo entendido que este verano Irma pesará unos 80 kilos. Tengo curiosidad por ver como se ha aclimatado a un lugar tan distinto a su hábitat natural, espero que bien, al menos los inviernos en Gavdos son fríos. También me pregunto si nos recibirá efusivamente, derrumbándonos con su gran anatomía perruna. Será divertido.

El fotógrafo.
El verano pasado (2018) César se ofreció a realizar un reportaje fotográfico del curso. No me cabe duda que un fotógrafo experto y sensible como él puede plasmar unas instantáneas maravillosas de lo que ocurre esos días ahí. Aceptamos encantados su ofrecimiento.

Con que estuviese un par o tres de días conviviendo con nosotros iba a ser suficiente, de ahí que habíamos previsto que se incorporase al grupo una vez ya iniciado el curso. César llegó a Heraklion según tenía previsto, y de ahí a Sfakiá, donde iba a tomar el barco a Gavdos. Pero de ahí no pasó, fuerzas de la naturaleza se lo impidieron.

Los días de mala mar que obligaron a cancelar el servicio de ferry le afectaron de lleno. En vano estuvo pendiente para ver si la cosa mejoraba. Pero César no desesperó. Es un hombre acostumbrado a transformar los inconvenientes en oportunidades, casi un mago. Pasó unos días instalado en un paisaje bucólico junto a un pastor de cabras, que le permitió levantar ahí su tienda de campaña (el “hotel de las 1.000 estrellas” la llama), a cambio César le ayudó a ordeñar los animales y en otras labores rústicas.

Las fotos que hizo esos días, extraídas de una experiencia tan diferente a la prevista, son sencillamente impecables, emocionantes. Grecia emite, para quien esté atento, unos destellos de esperanza absoluta. Evidencias radicales de que la humanidad, quien lo diría, tiene salvación. Nadie mejor que César con su cámara para captar y propagar tal epifanía.

“La naturaleza no hace nada en vano” Aristóteles.

La foto que acompaña este texto es de César Marcos.

Gavdos – Grecia
TALLER SUEÑOS, CUERPO Y ENERGÍA
Del 30 de agosto al 3 de septiembre del 2020.
🔶 Toda la información en: http://bit.ly/Gavdos2020

Organiza: Institut Gestalt
Verdi 94, bajos – Barcelona
Tel. 932 372 815 | E-mail: ig@institutgestalt.com

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2 Comments

  • Rosita Muñoz Armendariz
    Posted agosto 11, 2020 at 5:43 pm

    Me encantaría ver fotos del lugar y del Taller, si se pudiera compartir seria muy magico

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