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¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando soñamos?

Para el funcionamiento de nuestro cerebro no hay tanta diferencia entre el hecho de estar despierto y estar soñando. La única diferencia es que cuando estamos despiertos recibimos información del exterior a través de los sentidos, mientras que cuando soñamos usamos sólo la información acumulada en nuestro almacén de recuerdos y esquemas de realidad. Pero en ambos casos nuestro cerebro está construyendo siempre una realidad específicamente recortada para nosotros y por nosotros. Este recorte de la realidad se realizó en los dos primeros años de nuestra vida en los que construimos un esquema del mundo a través del cual vemos y sentimos todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Nacemos con todas las posibilidades de percepción, pero a partir de los dos años ya sólo alcanzamos a percibir aquello que nos han enseñado a constatar nuestros padres y la sociedad, quienes nos transmiten una sesgada interpretación del mundo. Por eso es tan importante poder usar los sueños para ver cómo es esta construcción, para conocernos más a nosotros mismos.

Existen tres unidades diferenciadas en nuestro cerebro y la segunda es la que más participa en la creación de los sueños. Esta segunda unidad es la parte del cerebro que corresponde al córtex cerebral. Es donde se regula la razón y la emoción, donde se manipula y almacena la información y reside la pantalla en la que transcurre la película de nuestra vida y de nuestros sueños. Esta segunda unidad está constituida por tres capas distintas de neuronas. Cuando estamos despiertos la primera capa se encarga de recibir los estímulos sensoriales más simples y específicos como picor, calor, dolor, sonidos agudos, chirridos, activación de los músculos, percepción de la forma de un objeto simple, de una emoción… Las neuronas de esta capa nos hacen sentir cómo sienten los niños o los animales, es decir, sin interpretación. Se trata de una pura percepción.

Rodeando esta primera capa de neuronas existe una segunda capaz de comparar la percepción con recuerdos anteriores, tanto a nivel racional como emocional. Percibir acaba siendo una mera comparación con nuestros recuerdos.

La tercera capa -que rodea la segunda- tiene la función de integrar todas las percepciones (recuerdos y sensaciones básicamente) dando lugar a conceptos abstractos, guiones de vida y esquemas aprendidos para entender el mundo. Aquí es cuando las creencias y el mapa del mundo que nos rige entran en acción para determinar cuando algo ha ocurrido, qué es lo siguiente que va a pasar… Cuando no hay suficiente información, el cerebro reconstruye la realidad, es decir, la inventa. Vemos lo que nos parece. Los modelos que tenemos son tan fuertes que cuando algo que percibimos no concuerda con la realidad, en lugar de cambiar el modelo a veces cambiamos la realidad. Nuestros deseos deforman constantemente la percepción.

Todo este complicado proceso que hemos descrito se realiza a tal velocidad, que nuestra conciencia ordinaria siempre va medio segundo por detrás de dicho proceso; al final del cual ya está preparada una respuesta automática para pasar a la acción. La conciencia ordinaria constituye la tercera unidad funcional que verifica y decide. Es la parte que nos diferencia del resto de los animales, dicho en otras palabras, esta unidad nos ofrece la posibilidad de ser libres y de elegir dar o no la respuesta que nos ha preparado la segunda unidad. Es la parte que nos permite distanciarnos de una situación, reflexionar sobre los distintos métodos alternativos de acción sin reaccionar desde la emoción y realizar una acción que tenga que ver con el ideal que uno tiene. Es donde reside la creatividad.

¿Qué ocurre cuando soñamos?

Nuestro cerebro funciona igual que cuando estamos despiertos, pero sin la conciencia activa. La segunda unidad se pone en marcha cada vez que soñamos y lo hace con los estímulos que han quedado de forma residual en las zonas del cerebro, que han funcionado más durante el día.  Esta segunda unidad –al igual que hace durante el día- despierta los recuerdos y estos a su vez despiertan los guiones de vida y las creencias creando una película de aquello que podría suceder. Los sueños muestran una posibilidad de lo que podría acontecer. Por tanto, a través de nuestros sueños podemos ver los guiones de vida y los esquemas de realidad que cada uno tiene, además de ayudarnos a prepararnos para lo que puede ocurrir cuando estamos despiertos.

Con los nuevos descubrimientos del funcionamiento cerebral podemos saber que a través de los sueños podemos ver cuáles son nuestros guiones del mundo, algo que puede investigarse también de forma personal.

Lo primero para poder empezar a averiguar cuáles son las principales líneas de este guion es llevar un diario de sueños donde se apunte cada uno de los que se han tenido. Es decir, cuando despertemos por la mañana es importante no mover la cabeza –si la mueves muchas veces el sueño desaparece- y repasar el sueño que estábamos teniendo justo antes de despertar para anotarlo con los máximos detalles posibles en una libreta o bien grabarlo, dado que el recuerdo de los sueños es efímero. Los sueños se olvidan. En los últimos descubrimientos científicos se ha encontrado que tenemos un mecanismo para olvidar los sueños, un mecanismo necesario ya que el hombre no es único ser vivo que sueña. También lo hacen los pájaros y otros mamíferos no racionales que podrían llegar a confundir la realidad con el sueño.

En este diario, que debería llevarse de forma constante durante un periodo largo de tiempo, se trataría de encontrar aquellos esquemas de realidad que son recurrentes y así comprender cuál es el cristal a través del cual ves el mundo. Por ejemplo, si en tus sueños aparece a menudo el hecho de perder, ganar o competir, es fácil que contemples tu realidad sólo a través de los ojos de quien gana o quien fracasa. Si en tus sueños aparecen cosas frívolas y materiales, tu visión del mundo da bastante importancia a estos temas.

Por otro lado, los sueños también nos pueden aportar información sobre cuáles son aquellas emociones que hemos tenido durante el día de las que a lo mejor no hemos sido conscientes. En los sueños muchas veces estas sensaciones vividas vuelven a aparecer en otro escenario y con otros personajes. Podemos experimentar en sueños aquello a lo que durante el día no hemos prestado atención y ha causado una emoción fuerte en nosotros. Esto es posible dado que en la noche tenemos acceso a toda la información del cerebro para crear nuestros sueños, algo que no ocurre durante el día dado que estamos atentos a la realidad y a dar respuesta a lo que está sucediendo.

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