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Recuperar a la Diosa Kali
MIREIA DARDER
del libro ‘Nacidas para el placer. Instinto y sexualidad en la mujer’
Editorial Rigden-Institut Gestalt
Toda la información en: https://mireiadarder.com/libros/

Existen ejemplos mitológicos que describen a mujeres llenas de fuerza, como la diosa negra Kali en el hinduismo. Abrazar la fuerza que hay en cada una de nosotras requiere el valor de aceptarse con todo lo que esta puede llegar a representar. Es como abrazar a Kali, cuyo nombre significa «la mujer negra». Esta encarnación de Parvati, esposa del dios Siva, posee cuatro brazos y lleva por vestimenta una faja confeccionada con manos de hombres muertos. Es la deidad de la muerte y la destrucción; genera temor por su crueldad, pero también una gran fascinación por su potencia y capacidad de regeneración.

Cuenta la leyenda que cuando un ejército demoníaco encabezado por Majisá atacó a los dioses, Durga (la gran madre) adoptó la forma de Kali y luchó encarnizadamente contra el terrorífico demonio, de cuyas gotas de sangre surgían a su vez nuevos enemigos. Kali es la mujer que todo lo abarca. Lleva en una mano una espada; en la otra, la cabeza del demonio al que ha dado muerte, y con las dos restantes anima a sus devotos a que la adoren. Sus ojos están inyectados en sangre por el ímpetu que ha necesitado para vencer a Majisá, un ímpetu que la ha llevado a pisar sin darse cuenta a su esposo Siva. Triunfante, Kali, llena de alegría y excitación, baila tan desenfrenadamente que la tierra tiembla bajo sus pies. Siva le pide que se detenga, pero ella, poseída por el entusiasmo, no puede oírlo. Entonces, el esposo se tumba en el suelo para absorber con su cuerpo el impacto de la fuerza de Kali hasta que ella reacciona y se detiene.

Se dice que los brazos de Kali representan el círculo completo de creación y destrucción contenidos en esta diosa negra, los ritmos de creación y destrucción propios del cosmos. Kali empuña la espada del conocimiento que hace pedazos el ego y con sus tres ojos es capaz de percibir pasado, presente y futuro.

Para mí, esta diosa que atemoriza a los hombres representa a la mujer con todas sus caras: la faceta más agresiva y poderosa y, al mismo tiempo, la más amorosa y sacrificada. También representa la energía femenina pura, la kundalini, que activa el poder del sexo, la sensualidad y la encarnación del amor desenfrenado y voraz.

Kali es la amante sexual que satisface sus deseos y se deja poseer por ellos. No propongo volvernos sanguinarias y asesinas, sino recuperar nuestro instinto y con ello nuestro deseo, algo que la construcción social niega en la mujer. Al retirarle su agresividad, se mutila al mismo tiempo su fuerza y se limita su potencia innata para sentir satisfacción y placer. Una idea que no se puede perder vista es que poder, agresividad y deseo sexual están totalmente vinculados y se retroalimentan, como se ha comprobado tras analizar el papel de distintos neurotransmisores cerebrales.

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